Comentario
Si para entender la esencia de Allah y su unicidad según la doctrina almohade era necesaria la razón, en la elaboración de las leyes, que es la parte empírica de la religión, la razón no jugaba ningún papel. Era únicamente fuente de dudas y la duda es contraria a la ley:1.- Las leyes se fundamentan sobre los textos originales, que son al-Corán, al-Hadit (las tradiciones del Profeta que han pasado a la posteridad a través de una cadena de transmisión verbal: dijo fulano que escuchó a mengano, que a su vez oyó a perengano que dijo haber visto u oído al Profeta mismo o a sus compañeros) y al iymaa o consensus universalis en la medida en que este último está basado en las dos únicas fuentes originales.2.- No todas las tradiciones son válidas en el mismo grado; depende del número de autoridades que las avalan. Si la cadena de autoridades se compone de más de dos o tres, es una tradición indiscutible para considerarla fundamento de ley.3.- La analogía entre las aplicaciones legales emanadas de dos tradiciones distintas conduce al error. Sólo se puede recurrir a la analogía cuando no se conoce ninguna tradición que se aplique al caso examinado o cuando el caso dado es absolutamente igual al otro en lo jurídico.4.- Ni la razón humana ni la opinión individual sirven de base jurídica. Hay que volver al texto original porque la tradición lleva a la duda y la duda, al error. Esta regla tuvo dos consecuencias importantes: a) anular el papel del iytihad (el esfuerzo personal) que desplegaron las autoridades en las ciencias religiosas desde el primer siglo del Islam para proponer soluciones doctrinales a los distintos casos jurídicos planteados y que dio lugar a una gran variación en las sentencias. Esta variación casuística había desembocado en lo que se conoce por furu (ramificación) en oposición a asl (fundamento, origen) y era difundida en al-Andalus y al-Magreb. De ahí el ataque feroz a los alfaquíes malekíes en época almorávide. Y b) alejar la jurisprudencia almohade de las distintas escuelas jurídicas establecidas incluida la malekí, que era la principal en al-Andalus y al-Magreb. Como consecuencia de ello, en cuanto empezó a debilitarse el Imperio almohade, el califa tuvo que rechazar la doctrina de Ibn Tumart para acercarse a los alfaquíes en busca de apoyo.Ibn Tumart compuso varios tipos de tratados dirigidos tanto a los sabios como a las masas. Algunos fueron recopilados por su discípulo Abd al-Mumin en una miscelánea conocida bajo el título "La mayor aspiración del alma", que son las primeras palabras del tratado sobre la ciencia que inicia la recopilación. Los escritos más famosos de al-Mahdi son:1) al-Mursida o el guía es el credo de los almohades, compuesto para ser comprensible por el vulgo. Fue tan famoso que, incluso, se hicieron traducciones al latín. Se componía de dos páginas que todos tenían que saber de memoria y que Ibn Tumart mismo enseñaba y hacía recitar durante la oración de la mañana y de la tarde junto con algún versículo del Corán. 2) al-aquida o la profesión de fe es una pequeña epístola en la que se dirige Ibn Tumart a las personas más sabias, en la que se expone su doctrina con argumentación.3) Epístola en la unicidad, corta y concisa como la primera.4) Un tratado de la unicidad en lengua beréber. Esto, aparte de los tratados de jurisprudencia y teología y varias epístolas a sus seguidores y otras de crítica contra sus enemigos, los almorávides.El aspecto social de la doctrina de Ibn Tumart se reflejaba en la organización interna de su grupo, que se formó originalmente entre los miembros de su tribu, al que poco a poco se fueron uniendo más tribus que proclamaban su fe en el Imam al-Mahdi. A partir de ese grupo, Ibn Tumart organizó una sociedad al estilo de la que instituyó el Profeta Mahoma:a) Diferenció a sus hombres según el momento de su adhesión a su doctrina: los diez más antiguos, los que le acompañaron, formaron el Consejo de los Diez; luego los que se adhirieron entre dos batallas decisivas, las de los años 1130 y 1145, que formaron el Consejo de los Cincuenta y, finalmente, los que vinieron más tarde.b) Residía en una cueva -similar a aquella en donde el Profeta Mahoma recibió la revelación divina- desde la que impartía su doctrina con tal empeño y rigor que llegó a azotar al que titubeaba.c) Propugnaba el amor, la fraternidad y la solidaridad entre los miembros de su sociedad, que seguía escrupulosamente las enseñanzas del Corán tanto en las prácticas religiosas como en las costumbres y la vida diaria. Pero esto no impedía a Ibn Tumart ordenar la tortura o la muerte de quien vacilaba.